Las desavenencias en la vida vienen por donde menos se esperan. No obstante, hay puntos determinantes que indican si las cosas tienen su origen en la tragedia o en la comedia, según las enseñanzas de ese conocido materazzi de la filosofía llamado Hegel. Así, también, habría que pensar que el mal no existe y los aparentes halos perniciosos que prefiguran a los hombres buenos son inducidos por un Dios idiota. Para muestra un botón: ayer no sólo volvieron a robarme la pimienta de la alacena sino que además me puse las gotas para los oídos donde van las de los ojos.
CAS