sábado, diciembre 24, 2005

Diario de Carolina II

El tiempo en la montaña dura distinto. En las mañanas es apacible; por las noches, vertiginoso. No hay nada que prologue el atardecer ni que reafirme el aura. Las horas en la montaña son acéfalas, indecifrables. Hay, por demás, varias inclinaciones anímicas motivadas por este caos rutinario. Las horas muertas sirven, entre otras cosas, para notar que los temas importantes en la vida tienen que ver con los dolores y resistencias de los seres queridos y no con las minucias y pequeñeces personales. El sufrimiento tiene sus decibeles, y mi escala sigue siendo nimia. Aquí en Asheville, lugar donde nació Thomas Wolfe, desde esta colina inmensa donde escribo, me he propuesto recuperar la sobriedad de mis juicios y la templaza de mi conducta (acaso nunca la tuve). Desde aquí también, en esta pequeña atalaya donde he radiografiado los incendios cotidianos del sol, se mira mi tierra y sus tribulaciones; ese lugar habitado por los otros seres queridos que cada vez son menos. Aquí en Carolina del Norte, un lugar donde la fauna es variada, hay una ardilla que me observa juguetona. La pobre pretende verme la cara.

CAS

miércoles, diciembre 21, 2005

Diario de Carolina I

Dos ardillas se comen entre ellas. Lucía dice que así es. Siempre. Daler, de Tajikistan, se acaba de ir. Se asombraba porque yo bebía con mi mamá. "En mi país no puedo beber con mi padre; más bien le sirvo los tragos", dijo. Me acordé cuando en una cantina de Praga conocí a un maestro de Arabia Saudita que debía que viajar por algún tiempo con su papá. "No mames", le espete, "¿Por qué debes, man?". "Porque tengo que cargarle su pinche equipaje". Ahora, a la distancia, sonrío anárquicamente sin de nuevo entender bien a bien qué pasa. Siempre pensé así, en ubicar los tonos jerárquicos, en saber sobre los temas mundanos que van más allá de un vaso de tequila. Pero soy intolerante: Amal sigue insistiendo en que su país (Palestina) no existe. Me incomodo un poco y transgredo mis límites. Sólo digo I agree y termino el tequila. Mañana vamos a Asheville; dicen que es frio. Ya compraré unos guantes.

CAS

lunes, diciembre 12, 2005

Ni modo...

Palabras clave por las que Del Valle notes apareció por última vez en un buscador: "¿Cómo puedo dejar de amar?". Tengo que empezar a cobrar.

CAS

jueves, noviembre 17, 2005

Confesión
Los nombres de libros siempre me vienen a la mente antes de escribirlos; sin pecar de inmodestia, podría hacer uno completo con los títulos de los volúmenes que me faltan por redactar. En la portada se leería, a secas, It. Pero como de libros no vive una persona seria (tema por el que me he quedado afónico tratando de convencer a mis alumnos), he pensado ya en el nombre del bar que me sacará de pobre y abriré tan pronto me den el changarro-crédito que pedí: Todos contentos y yo también.
CAS

lunes, octubre 31, 2005

Dicho por Hugh

Releyendo un pasaje de la novela que estoy trabajando (lo he aceptado: el sino de mi vida), encontré una frase que sintetiza los misteriosos eventos ocurridos los últimos años en un penthouse de la colonia Del Valle de la ciudad de México: "Si nuestra civilización tornara a la sobriedad por un par de días, al tercero, moriría de remordimiento".

CAS

jueves, octubre 27, 2005

So be it
La ingenuidad no es un tema cultural. El punto pasa, en contraste, por una dinámica fundamentalista. Cuando se cree estar cerca de Dios, la mano invisible cercena mitos y creencias que se ubican al amparo de las divinidades. En la ciencia providencial no se contempla asumir con supuesta seriedad un fanatismo chafa. De ello se desprende, por tanto, la siguiente pregunta: ¿acaso esos pendejos del América creyeron que podían ganar en el heroico Estadio Azul? El mundo está lleno de ingenuos.
CAS

lunes, octubre 24, 2005

Buscador
Perdón, había prometido no volver a hacerlo pero la realidad me ha rebasado de nuevo. Palabras clave por las que Del Valle notes apareció por última vez en un buscador: "Cómo hacer un pacto con el diablo para hacerse millonario".
CAS

lunes, octubre 17, 2005

Groucho Marx

Conocí a Groucho Marx en Chihuahua hace tres años. En realidad no era el verdadero maestro Marx, pero con esas espesas cejas y pronunciadas entradas en la frente, consideré que con un bigote bien puesto y un puro entre los dientes sería el doble de ese viejo lobo de la comedia. Las enseñanzas de Groucho, entonces, se contaron por montones desde nuestro primer encuentro en las Barrancas del Cobre. De entrada dio cátedra de los principios fundamentales para ser millonario. "Hay que dejar la literatura y ser empresarios", dijo con la solvencia propia de alguien que sabe aprovechar in extremis los beneficios de la plusvalía. "Pero si tú eres editor de una transnacional culera", respondí en defensa de mi inopia. "Pues sí, pero tú no tienes mil cabezas de ganado en Nogales". Tuve que capitular: no sólo era, y sigue siendo, el segundo de abordo en Random House-Mondadori sino que se había revelado como un próspero ganadero del norte mexicano. Nuestra experiencia chihuahueña (todo mundo sabe que la gente de Chihuahua considera este gentilicio como una ofensa; "no somos perros", aducen. Y aunque prefieran "chihuahuenses", los chihuahueños siguen siendo perros caros y de moda, aunque sean aterradores) terminó con un encuentro con el ejército mexicano. En la sierra, rumbo al pueblo de Creel, nos topamos con un retén militar. Un sargento subió al camioncito repleto de escritores drogadictos y, ante el pavor de los ídem por que fueran a revisar el equipaje, le preguntó al conductor: "¿Es usted el chofer?" Está claro, por este tipo de preguntas, que el ejército mexicano se encuentra entre los menos capaces del mundo y un solo contingente de artillería de la milicia hondureña acabaría con el total de efectivos mexicanos en una semana. Sin embargo, fue Groucho el que evitó que nos pasaran por las armas (cualquiera que éstas hayan sido). El sargento lo vio, lo auscultó con la pericia de alguien que ve por primer vez a un cíclope y le preguntó a su cabo: "Oye, cabrón, ¿no es éste un actor muerto hace algunos años?" El cabo, fiel al designio de no contradecir a un superior, asintió sin más. Así, después de que el sargento olió a Groucho un poco más, determinó que no éramos narcos y podíamos seguir nuestro camino si el actor era lo suficientemente generoso y le daba un autógrafo.

No obstante, la presencia providencial de sus cejas y entradas en la frente tipo trompa de camión foráneo, contrasta con su actitud ante la vida. Dicho por una amiga, Groucho, después de David Beckham, es el estereotipo del metrosexual. Imaginad, fiel lector, lo siguiente. Un hombre sale de su casa y desayuna un café con bollos y un poco de huevo con machaca; antes de llegar a la oficina, compra un bocadillo para la media mañana, léase las 11, para que la digestión no se suspenda. A la una y media en punto, la hora del lunch, sale a comer no un lunch sino una bien preparada y nutrida comida que alimentaría con creces a dos bueyes maduros de la huasteca potosina. Café y regreso al trabajo con el tentempié de media tarde. A las siete u ocho, merienda de churros con chocolate caliente y a las diez, cena fuerte de bife de medio kilo casi crudo. Y es que Groucho tiene mal el metabolismo y, aunque eso no lo hace metrosexual, es un primer dato que denota su exquisitez culinaria. Una vez en Morelia observó el menú y una sonrisa envidiable evidenció sus dotes histriónicas. "Voy a tomar el cocodrilo", le dijo al mesero. Así, en lo sucesivo recorrió la carta de comida exótica que preparaban en ese lugar y no regresó al DF hasta que pudo probar todos los platillos. Cuando por fin estuvo de vuelta, le preguntamos cómo había estado la cocina exótica. "Estuvo bien, salvo por las tapas de escorpión, eran nada más tres y costaron cuatrocientos pesos". "¿Y a qué sabían?" "Pues a escorpión, pero me tocaron unos un poco salados".

El punto culminante de su esencia como metrosexual, amén de su guardarropa de Soho o las cremas nocturnas traídas de Marrakech, lo ubiqué la semana pasada. Nos invitó a una carne asada en su casa. "Les voy a preparar carne sonorense y van a ver lo que es una verdadera parrillada: carne, tortillas y salsa, y ya". La experiencia no fue mala, incluso puedo decir que resultó insuperable en muchos aspectos, incluso en los detalles técnicos: cuando Groucho vio que el fuego de la carne no iba a prender de ninguna forma, recurrió a un recurso implacable, propio únicamente de un habitante de time square: sacó del baño la secadora de pelo y encendió el fuego para asar más memorable que jamás existió en la colonia Del Valle de la ciudad de México. Y con la aparato en la mano, una arrachera seca por el aire caliente, diez beodos discutiendo sobre el fin del arte, un alma en pena puso en el estéreo "Light my fire" de los Doors. Sin embargo era la rola equivocada: sin dejar que terminara la canción, la música dio una vuelta de tuerca generacional y, los presentes, ya borrachos o algo, comenzamos a bailar la épica "Fuego" de Menudo.

CAS

jueves, septiembre 29, 2005

De cómo se puede dominar la voluntad humana en el Más Allá

"Yo no declino en favor de Roberto Madrazo, ni vivo ni muerto", Arturo Montiel.

CAS

jueves, septiembre 22, 2005

El lenguaje mexicano I

Es de sobra sabido que para los mexicanos el acuerdo internacional más importante es el que su país sostiene con la divina providencia. Y esto no es porque nos saque de pobres mañana mismo, eufemismo que debe utilizarse al llegar a Los pinos, sino porque ha facilitado nuestra comunicación a través de los años. Esto es: la conexión lingüística de todo mexicano para comunicarse con su prójimo pasa por un designio fundamental acuñado en el Más Allá. Empecemos por el principio, por la más pequeña y breve construcción lingüística del castellano: la palabra "no". La negación para el mexicano es una categoría cósmica que se representa invariablemente con su contraparte afirmativa: en México "no" quiere decir en realidad "si". Cuando la mamá le dice al invitado a comer de su hijo, "¿te sirvo un poco más de chayotes, Pedrito?" y el susodicho responde "No, gracias", se sabe con certeza que en el plato aparecerán dos chayotes más. Si se dice, "Vamos al cine, ¿no?" Ese no es asimismo un . El momento culminante es cuando se pretende confundir mañosamente al contrincante y se le aplica el inefable "¿sí, no?"

Hay, de igual forma, construcciones que se han revelado como sublimes conceptos filosóficos. Por ejemplo suceden cuando les aplico un examen oral a mis alumnos y me responden inicialmente con "te lo voy a decir con mis propias palabras, profe". No cabe duda de que estamos ante una nueva definición del tópico "propiedad privada" y hay que empezar a considerar el válium como opción matutina. Más allá de decir la obviedad ("¿con qué otras palabras que no sean las tuyas me lo vas a decir, so güey?") asiento de manera republicana y responden con SUS propias palabras. Otra categoría definitoria de la mexicanidad es la frase que se escucha cotidianamente en los medios de comunicación: "¡Estamos ante un acontecimiento histórico!" Siempre me he preguntado qué piensa la gente cuando se dice esta frase. ¿Será que en efecto todos estamos expulsados de la historia y sólo ciertos eventos podrían ser considerados como históricos? Quizás la coyuntura actual haga repensar las dinámicas cotidianas al grado de concluir la historia de México es la transición a la democracia, y ya ya ya. "El 2 de julio de 2000, se dice, fue un hecho histórico". Menos mal pues de repente podríamos pensar que el sobrenombre de Fox pudiera ser Juan Preciado with boots. Lo notable es que el origen de la transición a la democracia (whatever that fuckin' means in this fuckin' country... club) es cada vez más lejana. La génesis de la alternancia (siempre quise utilizar esta palabra) en México, según un reciente discurso del presidente Fox, está en los terremotos del 85 (de nuevo aquí hay dos cambios políticamente correctos: durante años, los mexicanos utilizamos la palabra "temblor del 85" para referirnos a la tragedia natural más terrible que ha vivido el país; también nos referíamos a un solo "temblor". Hoy día ya hablamos de los dos que hubo con su correspondiente y correcto apelativo genérico: terremoto y terremota).

Existe un apartado del lenguaje mexicano que no hay que pasar por alto: el de los políticos. No haré de nuevo referencia al presidente Fox, pues es inmoral hacer leña del árbol caído (me acordé de la famosa frase de Gonzalo N. Santos: "la moral es un árbol de moras"), pero sí de su exsecretario de Gobernación: el siniestro y escalofriante Santiago Creel. Antes del debate y la primera derrota en la urnas panistas, Creel sostuvo un ilustrado debate con su redentor, Felipillo Calderón. Cuando el equipo de asesores de Creel sacó la famosa playera con la "S" impresa en el pecho, en clara alusión a Supersantiagocreel, Felipe aceleró el envío de kriptonita que ya había conectado en Tepito; acto seguido, dijo: "Tengo la kriptonita para vencer a Santiago". Era obvio que Creel tenía un plan "B" y raudo respondió: "Yo quisiera decirle a mi amigo Felipe que la kriptonita nunca venció a Superman, ni los cuentos ni mucho menos en la realidad". Ya vemos que por lo menos en la realidad sí lo venció. Esto me recuerda a una lección que la gente de mi generación aprendió de una película fundamental: Stand by me. Uno de los niños protagonistas le pregunta a otro:

--¿Quién es más fuerte, Superratón a Supermán?

La sapiente respuesta ante semejante perogrullada no se hizo esperar.

--Pues es obvio que Supermán; Superratón es sólo una caricatura.

Y como el exabrupto se ha convertido en una constante en mi vida, dejo por momentos el tema para regresar a él más tarde. Eso de los abusos no es conveniente, aunque ante ellos me viene una frase patentada por este muchacho delincuente que debiera estar en la cárcel, Óscar Espinosa Villarreal. Sobre los conflictos que le causaba la polícía cuando era regente del DF, dijo: "El problema es que hemos dejado que la policía se corrompa en exceso".

CAS

miércoles, agosto 31, 2005

Dicho por Bush

Por lo menos ya sabemos quién es el autor de los últimos atentados terroristas: Katrina.

CAS

domingo, agosto 28, 2005

Pumas 0, Cruz Azul 5

¿Algún minino tiene algo que decir?

CAS

viernes, agosto 19, 2005

Existe el fetichismo, goddamn!

Palabras clave por las que Del Valle notes apareció por última vez en un buscador: "Vista aérea de mujeres encueradas".

CAS

lunes, agosto 08, 2005

Ociosidades y perversiones literarias en la colonia Del Valle

D. H. Lawrence era un hombre disoluto que tenía una mujer llamada Frieda. Durante muchos años, un escritor católico converso, conocido en el mundo del espionaje como Graham Greene, tuvo a su servicio a Frieda, sirvienta que le sacaba de apuros a la hora de ir al mercado. El hermano del mencionado renegado había sido bautizado como Hugh, mismo nombre del hermano menor del excónsul Geoffrey Firmin, que según consta en una novela intitulada Bajo el volcán -escrita por un tal Malcolm Lowry- había tenido sexo con la esposa del excónsul. Los tres narradores antes aludidos son ingleses; los tres escribieron sobre México; los tres también, last but no least, se pusieron de acuerdo en el Más Allá para tener puntos en común y hacerle la vida de cuadritos a un bergante malintencionado que pretende escribir majaderías sobre ellos. La única conclusión que se desprende de las observaciones anteriores es que, el antes citado bergante, tiene ya el nombre de su siguiente novela: Frieda y Hugh.
CAS

miércoles, julio 20, 2005

Cruz Azul casi roja

Dopados, secuestrados, procesazos... Ni duda cabe: hay un compló contra la Máquina.

CAS

martes, julio 19, 2005

Julio regalado

Las horas se cuentan en bloque y la humedad del verano bien podría ingresar en las prácticas de tortura del nazismo. Es cierto: bastaría sólo un puñado de playa para ahorrarse los exabruptos y pensar en la indulgencia de un país bananero (aunque al pintoresco señor Fox le hace falta sólo una declaración veraniega más para convertirse en el clon de Batista, Somoza o Trujillo; debiera tener cuidado, pues el señor Aguilar [Talamontes] está de vacaciones). Ni modos: va mi reino por seguir el laberinto entre nubes y halos solares. Aun así, quedan en puerta una tesis de doctorado y una estrella más en el pecho (será la comprobación, señores, de que Dios es de sangre azul). Julio, a los ojos de cualquier gente decente, es un mes regalado por los hacedores onomásticos. ¿Qué se hace en ese mes? Viajar a las playas como cualquier griego rupestre, matar al gato de la familia con una sobredosis de eructos sabor a chile relleno, redactar capítulos doctorales sobre escritores incomprensibles, esperar agosto -que siempre está más cerca de septiembre y del inicio de las posadas, perdón, de las fiestas patrias- y, por último, que escampe por las noches para fornicar en el jardín sin temor a que nos parta un rayo.

Haré un ejercicio al azar para clarificar mi pesadumbre. Cuando empezaba a publicar, digamos hace unos 15 años, ver mi texto impreso incluso en cualquier pasquín era equivalente a una sucesión de orgasmos con las top models de la época; después, su lectura era la repetición de esos orgasmos cinco minutos más tarde (sobra decir, también, que los tiempos de joven mancebo en los que eran posibles esas hazañas ha quedado atrás). Ahora esa dinámica es radicalmente opuesta, pues de repente hay que coadyuvar con las causas justas -aunque la justicia personal en ese tenor sea equivalente a una suerte de imbecilidad rutinaria- y enviarles textos a los amigos que se lanzan en una nueva empresa literaria (el mayor eufemismo existente en castellano). Para ser claros: no se puede cobrar, lo cual, a estas alturas del partido en que cualquier mozalbete de veinte años le dice a uno "señor", es alarmante. Lo peor es cuando hay personas que creen que uno ha perdido sus contactos con el medio literario y ha pasado a ser un fósil más de la vieja guardia y no un joven emprendedor de mañas antesalistas. En realidad, y es como comentario al paso, por lo que a mi respecta nunca tuve contactos con el medio literario, pues siempre me causó una pereza mayúscula; y lo afirmo convencido, aunque en boca de alguien que, como un servidor, vive (nuevo eufemismo) de la literatura, suene a una frivolidad cartesiana. Pero regresando al ejercicio (la digresión es parte de mi estado de ánimo, una flama al acecho de una sapiencia apócrifa), tengo frente a mí diez ejemplares de una revista en la que colaboré hace un año y me acaban de enviar. Es la publicación del instituto de cultura de un estado desértico del país. Lo primero que me vino a la mente cuando las recibí es ¿qué voy a hacer con tantas revistas? Después, evitar leer a toda costa lo que publiqué ahí (en realidad no me acuerdo) e impedir que alguien cercano lo intente. Me causa temor releer algo que escribí hace tiempo, sobre todo cuando no sé qué es. Los tiempos de joven escritor han pasado, pues con los quinientos pesotes que me pagaron hace un mes por dicho texto, no porque fueran buenas gentes sino porque tenían que justificar ante hacienda el presupuesto otorgado, bien pude irme de vacaciones años atrás.

Julio, el mes con nombre de escritor-argentino-que-fumaba-mariguana, se viene sobre los hombros como figuración malsana, como espectro apócrifo, como papá de Hamlet con sombrero de charro. En las próximas semanas veré a mis amigos que triunfan en el extranjero y han venido a México nada más para constatar que uno sigue en caída libre. Mi amigo Raúl, clavecinista que vive Ámsterdam junto a dos vitrinas en la zona roja, recién ganó un importante concurso con su ensamble; Adriana y Gabriel, pianistas de Graz, acaban de ser contratados en Barcelona para dar varios conciertos; en el verano usualmente los llaman para tocar en Ibiza. Jerónimo, ese viejo lobo fotógrafo, empieza a exponer con éxito en Berlín y Colonia. Y todos vienen a México a visitar a los amigos y hacerles ver un poco más acerca de su desazón, su abatimiento, su medianía. Así, escribir sobre escritores ingleses malos, como lo he hecho durante los últimos cinco años, no pasa de nuevo de una frivolidad necia que nunca hará que me aplaudan en Praga, Viena o Atenas. Ale jacta est. Entonces, ahora que el panorama es claro como el agua, lo mejor será lanzarme a la Comercial Mexicana y comprar esa promoción de Johnny Walker con dos Guinness por 136 pesos: estamos a mitad de mes y queda poco tiempo de ofertas.

CAS

jueves, junio 02, 2005

Todos los nombres

Tengo una alumna que se llama Guadalupe Félix Cruz. Al principio pensé que ella era "él" porque en la lista escribía su nombre como Félix Cruz Guadalupe. Por supuesto cuando dije "el alumno Félix" nadie contestó hasta que agregué "el alumno Félix Cruz". Sabiendo que me refería a ella, dijo soy yo y me vino a la mente aquel muchacho futbolista, exdefensa central de los Mininos y de la selección nacional y que fue pretendido por un equipo inglés. En realidad no era muy bueno pero, cómo todo minino, le echaba ganas. Le dije que había un futbolista con su nombre. "No, maestro", dijo un poco ofendida por compararla con un futbolista malo. "Mi nombre es Guadalupe. Los demás son mis apellidos". Ya entonces caché que escribía su nombre empezando por el apellido, que también es nombre. Aprovechando un poco la supuesta sapiencia de los que están en el estrado, le sugerí la cualidad dual de sus tres nombres: "¿Te has dado cuenta de que tus nombres, además de ser nombres y apellidos indistintamente, pueden ser usados tanto por hombres como por mujeres? Tampoco le hizo gracia mi sugerencia y subió un poco las cejas como diciendo "mi reino por un poco de inteligencia". Dicho en mi defensa, debo agregar que no tengo la culpa de que haya hombres Guadalupes, como aquel prócer de la Independencia de México y primer presidente del país, Guadalupe Victoria. De hecho se trataba de un seudónimo, pues Victoria en realidad se llamaba Félix, Manuel Félix Fernández para ser exactos. No estaría mal que mi alumna se pusiera nada más Lupe, como el gran Lupe Pintor, que tuvo bien matar a un adversario en el ring y del que mi amigo Sergio estaba haciendo su biografía; una biografía que nunca salió y que más bien fue el pretexto perfecto utilizado por Sergio durante años para no pagarme los tragos que me debía por el sinnúmero de veces que perdió las apuestas futbolísticas. "Tengo que ver al maestro Pintor, se ufanaba". Hablando de pintores, me acuerdo de un Pintor que trabajaba antes en mi casa; aunque no se llamaba así (se llamaba Luis pero había tres Luises más, aunque sin números romanos), su profesión era pintar, así que le decíamos Pintor. Nunca hizo otra cosa. Un día desapareció y nunca volvió a la casa. Mi papá siempre dijo que lo mataron en una cantina. Pero regresando Félix Cruz Guadalupe, creo que se molestó bastante con aquello de su naturaleza dual y, en lo sucesivo, sus trabajos los firmó aleatoriamente como sigue: Cruz Félix Guadalupe, Félix Guadalupe Cruz y Guadalupe Cruz Félix. Un día, incluso, firmó Guadalupe Cruz Feliz, así, a secas. En realidad el único nombre que me perturba un poco es Cruz, pues de inmediato pienso en la gloriosa máquina celeste; también en mi amigo Gerardo de la Cruz, otro que dobletea su apelativo, pues su nombre de pila es "Gerardo de la Cruz", como San Juan de la Cruz o los Juanes de Dios, de los que nunca se especifica bien a bien de qué Dios hablamos y luego nos endilgan a cualquier mocoso. Pienso, asimismo, en el hijo natural de Pedro Infante ("hijo natural" es un concepto que hace que se me ericen los pelitos de la nuca y piense en Raymond Carver y pavorreales) y luego en la Cruz(ada), que tienen como actor a otro muchacho llamado Bloom, quien es el descendiente idiota de dos luminarias fundamentales: Alan y Harold. Por cierto, el joven Orlando, al que sin duda hay que decirle quién es Ariosto y Virgina Woolf, es especialista en profesiones de alto riesgo: herrero (Cruzada y Piratas del Caribe), arquero (El señor de los anillos) y cobarde (Troya). Sobra decir que en esta última se mueve como pez en el agua. Recién termino de calificar el examen final de Guadalupe Félix Cruz y donde va el nombre hay una suerte de oda al cubo Rubik:

GFC
FCG
CGF

No lo leí y acepté con cabeza baja mi derrota. Así, sin más, le puse 10.

CAS

PS. Para los curiosos que se preguntan por qué firmo CAS, es simplemente porque soy fan de Cien años de soledad.

martes, mayo 03, 2005

Trivia

¿Quién dijo hoy en la mañana "me siento más empresario que político"? No es por hacer leña del árbol caído, pero el interfecto tiene la astucia de un zorro.

CAS

jueves, abril 21, 2005

Érase alguna vez una cosa llamada México

Ayer, dos asambleístas del PAN pagaron la fianza de Andrés Manuel López Obrador para que éste no fuera encarcelado. Lo curioso fue que tan pronto se presentó el expediente ante el juez, a los asambleístas les bastó unos cuantos minutos para presentarse en el juzgado y pagar la caución correspondiente. Dijeron que se trataba de un gesto de buena fe (algo así como fuego amigo defeño). El subprocurador Vega Memije aseguró que la fianza era para velar por los derechos humanos del tabasqueño. El procurador Macedo de la Cancha, a su vez, declaró que López Obrador nada más quería ir a la cárcel porque "eso le va a dar la posibilidad de seguir siendo víctima".

Desde las épocas de La Paca, cuando el entonces fiscal especial Chapa Bezanilla armó un operativo espectacular porque una vidente les había dicho dónde estaba la osamenta del diputado Muñoz Rocha, no asistíamos a un momento histórico-literario tan memorable. Veamos. Los legisladores panistas son aquellos que en algún momento quisieron irrumpir violentamente las ahora viejas conferencias matutinas de Peje. Nunca los dejaron entrar y, en un momento de lucidez, afirmaron que nadie les podía impedir la entrada a la conferencia, pues eran ciudadanos común y corrientes y, además... tenían fuero. Acto seguido les cerraron la puerta en las narices (perdón, lector, por el recurso retórico. No es que crea que los legisladores panistas tienen dos narices sino que eran dos). Esa táctica de utilizar a militantes panistas de baja estofa como punching bags no es cosa nueva. Recordemos que Federico Döring fue el emisario de Diego Frenández de Cevallos para llevar a la televisión los videos de René Bejarano y su famosísimo maletín del dinero.

Por otro lado, quién en su sano juicio va a creer que no se les instruccionó con tiempo y tiento a los antes mencionados asambleístas, excluidos por supuesto de tener juicio y acaso de estar sanos por aquello de las dos narices, y se les ordenó que fueran a pagar la fianza. Nadie. El léon (los panistas) creen que todos (los mexicanos) son de su condición (idiotas). La razón es que ahora sí alcanzan a ver al final de horizonte algo que siempre negaron como posibilidad real: una cosa quimérica llamada costo político. Se dieron cuenta de que un Peje en la cárcel podría tener mucha más fuerza que la que tiene ya hoy día. Aquí es cuando la iluminada declaración del titular de la Procuraduría adquiere una dimensión de cámara de notables. "Quiere ir a la cárcel porque eso le dará la oportunidad de seguir siendo víctima". Todos los mexicanos sabemos que Macedo de la Cancha es, por principio de cuentas, un hábil jugador de futbol; después General de División del H. Ejército Mexicano (hay que mencionar que en México hay más generales que soldados rasos). En sus ratos libres es (¡por favor, si todos tenemos derecho a divertirnos!) Procurador General de la República.

La denuncia contra Peje-my-man fue hecha por la Procuraduría General de la República. Esto es: aquéllos que solicitaron ante la Cámara el desafuero y presentaron el expediente ante un juez para exigir la orden de aprehensión son precisamente empleados del llamado abogado del país. Luego entonces, y es que, mi querido procurador, no son ganas de chingar pero la neta los silogismos no me salen, ¿no es la Procuraduría la que ha estado pugnando por que el exjefe de gobierno vaya a la cárcel? Porque eso, hay que saberlo, no le ocurre a cualquiera; sólo a los que han cometido algún supuesto delito (ya sabemos que México es el único país del mundo en el que todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario). Por eso quiero pensar que ayer, cuando el general-procurador dio su conferencia de callejón del área, le vino un lapsus pernicioso, una laguna mental que le ocurre a pocos, un halo de insuficiencia que sólo padecen aquéllos que manejan un país como si fuera un changarro. El procurador dice que López Obrador quiere ir a la cárcel porque quiere hacerse víctima cuando es él mismo quien lo está mandando tras la rejas. Ahora sí, señores míos, estamos ante una historia que ni La Paca hubiera imaginado, ni La Paca.

CAS

PS. Pregunta para gente sabia: ¿cómo se llama la Fiscalía especial encargada de los delitos de López Obrador, apoyada por un poco de aparato de Estado?

R= Peje R (si ya hay un Big Brother 3-R, ¿por qué no puede haber una Peje R?)

sábado, abril 09, 2005

Contestadoras II

Los mensajes en las contestadoras, reitero, dejan una extraña sensación de sentirse queridos. Esto independientemente de que sean para cobrarnos las cuentas de la tarjeta de crédito o proponernos un plan a la medida de nuestro ataúd cuando tengamos a bien pasar a mejor vida. En mi colección, la agencia funeraria Gayosso aparece en varias ocasiones. Existen, sin embargo, también mensajes de odio. Como comentario al margen, y acaso con esto estaré echándome la soga al cuello, por lo general no contestó el teléfono cuando estoy en la casa. La contestadora es, en este peculiar caso obsesivo, el filtro perfecto que me permite, más allá de privilegiar a un interlocutor, sentirme halagado por escuchar de viva voz a gente que se preocupa por mí, lo cual, he de decir, creo que no me merezco. En fin, dejando el margen, mis mensajes favoritos, decía, son los de desprecio absoluto. Por ejemplo, tengo uno que me dejó el equipo completo de los Borregos Salvajes del Tec de Monterrey; argumentaban (lo sé, lo sé, es concederles demasiado) que yo era un vulgar hijo de puta por no pelar a su amiga, la campeona nacional de 800 y 1500 metros planos. También hay otros en los que se menciona "¿cómo pudiste hacerme esto?", "¡contesta hijo de tu pinche madre o te corto las bolas!" o "sé hombre ahora que perdió el Cruz Azul". Estos últimos, sobra decirlo, son escasos hoy día.

No obstante, nunca me había tocado alguna injuria que no fuera para mí. Ayer, por una equivocación motivada por los duendes de las líneas telefónicas (piénsese en Carlos Slim con gorrito verde) o por alguna ominosa canallada de la AFI, un alma en pena dejó un mensaje en el teléfono equivocado, ergo, el mío. Después de escucharlo me entró una bucólica sensación de orfandad por no haber sido el verdadero destinatario. Lo trancribo a continuación para poner al lector al tanto de esta digresión:

Por favor quiero hablar contigo. Te mandé un mensaje al celular [aquí pensé en las veces que he dado el número de mi celular; cabe destacar que no tengo celular]. Xavier... [obviamente entoné la canción de Los toreros muertos]. Sé que me estás estás escuchando. Por favor, contéstame. Al menos dame la oportunidad de explicarte, ¿no? [¿qué esto no sólo lo decimos los hombres?]. Xavier... Por favor. Xavier, Xavier, por favor PUEDO EXPLICARTE [okey, explícalo, querida, al cabo que ya tenía pensado cambiarme de nombre; firmaría con una X, por supuesto]. Xavier, sí puedo explicarte o no puedo explicarte [hombre, que nos explique ya de una vez por todas]. Porque mi amiga también ella comete errores y sin embargo yo no la estoy ventaneando contigo [¡uy!, qué fuerte]. Creo que me merezco que por lo menos me escuches o que me digas, sabes qué vete al Diablo [y aunque somo buenos amigos, jamás la mandaría con él].

Después de escuchar semejante intento de réplica, me sentí un poco menos hombre, un poco más mundano y un poco más idiota. Maldije con conciencia de causa el momento en que mis padres obviaron el nombre Xavier en la pila del bautizo, así como mi incapacidad inmediata para poder ir ahí, a ese lugar de ensueño, en donde las tinieblas hablan y los mansos hierven. Ya será en otra ocasión.

CAS

jueves, marzo 31, 2005

Where is the money, Lebowsky? Where is the fuckin' money? Ni modo: van mis cenizas por un puñado de duros.

CAS

miércoles, marzo 09, 2005

México 1, Argentina "C" 1

Nacho Trelles es un caso extraño del futbol mexicano. Conocido como uno de los mayores estrategas nacionales, don Nacho tenía un largo y brilloso colmillo que lo hacía lucir como un connotado viejo lobo. Cuando era entrenador del Zacatepec, por ejemplo, media hora antes del partido ordenaba regar la cancha del legendario estadio Coruco Díaz . Así, la selva cañera, conocida bien porque los jugadores del equipo visitante sufrían insolación al minuto veinte del primer tiempo, se convertía para el segundo en un sauna perfecto sólo comparable con el de algún spa serio de Ixtapan de la Sal. Otra de sus cualidades era que si su equipo iba ganando, entraba a la cancha aparentando ser un viejo despistado y obstruía el ascenso del lateral rival; también, arrojaba balones a su área cuando un delantero pretendía horadar su valla. Una vez, en un partido amistoso, la selección mexicana jugó contra Inglaterra en el histórico y desaparecido estadio de Wembley. El resultado fue revelador: Inglaterra 8, México 0. Nacho Trelles era el entrenador. Cinco años más tarde, en el Mundial del 66, la selección azteca corrió con tan mala suerte que le tocó enfrentar otra vez a Inglaterra, el equipo anfitrión. Pero don Nacho había aprendido la lección y juró que no lo volverían a golear: alineó a nueve defensas en el pasto sagrado de Wembley para jugar contra el equipo de la rosa. El resultado también fue revelador: México sólo perdió 2-0.

Parece que, hoy día, las enseñanzas de don Nacho siguen vigentes; lástima que los nuevos técnicos nacionales las hayan entendido mal. Ricardo Antonio Lavolpe, entrenador actual de la selección mexicana de futbol, alineó hoy en la noche a seis defensas nominales frente a una tercera o cuarta selección argentina. Aquí hay de varias sopas, pues es una perogrullada decir que con una formación así es imposible ganar: 1) que Lavolpe es mal entrenador, 2) que, por ser argentino, le puede ganar al equipo de su país sólo por casualidad y jugando mal (como sucedió en la pasada Copa América), y 3) que es un cobarde. No es por ofender, pero me inclino por la última opción, pues Argentina "C" no es una selección que ganara un Mundial, como Inglaterra. Habría que regresar a los tiempos de don Nacho Trelles y autonombrarnos, de nuevo y sin más, ratones verdes.

CAS

lunes, febrero 21, 2005

GCI

GCI

Ella cantaba boleros, ahora sí, en una Habana para un Infante difunto. Se fue el último grande pero, huelga decirlo, lo cabrereado nadie nos lo quita, aun cuando ya no seamos infantes.

CAS

miércoles, febrero 02, 2005

Se cree que la gordura es signo de opulencia. Y nada más eso: se cree, pues en mi caso el sobrepeso, si bien me define como aristócrata, también me haría ingresar como miembro distinguido de la Perra Brava toluqueña, porra formada por gente pudiente, ergo, que durante un partido puede comerse 23 tacos de suadero y 12 órdenes de chorizo verde. Y nada más eso, pues yo sigo sin ser famoso o algo, además de gordo y sin varo.

CAS

martes, enero 25, 2005

Faltaba más

En México no hacen falta ni marines ni Tomahawks para liquidar a nuestro ejército: se matan ellos mismos.

Chocan dos helicópteros militares; cinco muertos

Associated Press

MEXICO - Dos helicópteros militares mexicanos chocaron en el aire y cayeron a tierra cuando realizaban maniobras de rutina. En el accidente murieron cinco militares y cuatro resultaron heridos.

El choque de los dos aparatos MI-17 de la fuerza aérea mexicana se produjo cerca de la Base Aérea Militar No. 1 en el pueblo de Santa Lucía, informó la Secretaría de Defensa en un comunicado.

Las víctimas fueron identificadas como el capitán Carlos Campos Guzmán; el teniente Noel Chávez Ortiz; el teniente Salomón Hernández Olmedo, el subteniente Sigifredo Chamu Barbosa y el sargento Edén de la Calleja Mejía.

CAS

martes, enero 18, 2005

Ni modos

En los baños de la facultad, arriba de un mingitorio, se lee: "Carlos Antonio de la Sierra es un farsante". Mientras orinaba tranquilo pensando en la frase, me vinieron a la mente toda las veces en que anhelé ser maestro de la UNAM, que digo de la UNAM: de la heroica facultad de Filosofía y Letras. No sólo vislumbraba el estatus que me daría pertenecer a la máxima casa de estudios, sino también la posibilidad real de ligarme a hermosas estudiantes que tuvieran a bien enseñarme sus lindos muslos durante una clase sobre Faulkner. Ahora, a la distancia, sólo alcanzo a ver que las ilusiones pedagógicas son meros pretextos para socavar la líbido de los mansos y ser maestro universitario, en sentido estricto, es la plataforma perfecta para acumular deudas bancarias. Dicho de otro modo: la inopia y la repulsión son peculiaridades ineluctables de aquel que cruza el umbral de la educación pública. Así, sin más, escribí abajo: "Estoy de acuerdo".

CAS

viernes, enero 14, 2005

Gravesen

El gran maestro danés Thomas Gravesen es ya jugador del Real Madrid. Qué Dios agarre confesados a los galácticos de Chamartín que el ogro comenzará a devorar niñas. La primera tiene nombre y apellido: David Beckham.

CAS

martes, enero 04, 2005

En Cuernavaca

--Vamos a ir a casa de mi amigo Carlos --le dijo Georg a su hijo León de seis años.

--¿Y él quién es? --respondió el niño, intrigado.

--Un amigo escritor.

--¿Y cómo es un escritor?

--Son tipos serios que inventan historias.

Durante la comida el pequeño León no me quitó los ojos de encima. Cuando llegó el postre musitó entre dientes:

-Papá, Carlos el escritor se parece más bien al Gigante egoísta --Georg me dijo, a manera de disculpa, que León estaba ansioso por saber cómo era un escritor.

--León también hace cuentos --dijo Yael, la mamá del pequeño.

--Así que escribes cuentos, León --pregunté.

--No, no los escribo: los invento.

-Ah, muy bien.

Ya cuando se iban, el pequeño León le preguntó a su papá "¿Crees que le haya dado tiempo de hacerse el gigante bueno para que nos dé unos dulces a mis hermanos y a mí?" Georg lo subió a la van para silenciarlo y me dio un abrazo. Yo sólo pensé que nunca más leería a Oscar Wilde ni escribiría cuentos, únicamente los inventaría.

CAS