viernes, enero 13, 2012

El cinismo cabalga de nuevo

Un texto del siempre lúcido Robert Fisk sobre los marines meones.

CAS


Rechacemos la excusa de "las manzanas podridas"

Ahora son imágenes de marines estadunidenses orinando sobre cadáveres de afganos. Supongo que no es tan grave como las imágenes de soldados estadunidenses que asesinaron a un adolescente afgano inocente en marzo del año pasado. O la oficial que posó con el prisionero iraquí muerto en Abu Ghraib. Sin mencionar la matanza de Haditha o los videos captados de los efectivos estadunidenses lanzando granadas contra un anciano pastor en Irak. Lo que nos recuerda también la matanza de Mai Lai o los refugiados en Corea que fueron asesinados por fuerzas estadunidenses, o bien los aldeanos malayos asesinados por soldados británicos; así como el Domingo Sangriento, en que soldados británicos mataron a 14 católicos en Derry en 1972. Por favor tómese nota de que no he mencionado el nombre de Baha Moussa.

La respuesta de los marines a las imágenes de los soldados que orinaban fue ¡ay! tan típica. Se nos informó que “estos hombres no respetaron los ‘valores fundamentales’ del cuerpo militar al que pertenecen”. La vieja historia de siempre: “una unidad de indisciplinados”, “unas cuantas manzanas echadas a perder”, “huevos podridos”, quizá.

Pero si existe una fotografía de soldados jugando a orinar sobre los muertos, ¿cuántos juegos más pudo haber sin que se tomaran imágenes? ¿Cuántos pastores más fueron destrozados por granadas en Irak? ¿Cuántas matanzas como la de Haditha han ocurrido? Se perpetraron bastantes Mai Lais.

A medida que la filmografía de laptop mejora, también hay cada vez más descuidos y ocurren violaciones y asesinatos, sí, como la lapidación de una joven a manos del talibán por supuesta conducta sexual inapropiada en Afganistán, y ejecuciones de Al Qaeda y degollamientos en Irak.
No, los estadunidenses no son los nazis y los británicos no son los paramilitares franceses en la Argelia de los años 60 (desde luego no estamos comparando a los nazis con los paramilitares). Los canadienses entregaron prisioneros a matones afganos para ser sometidos a brutales interrogatorios, pero los canadienses no son como la policía secreta de Saddam Hussein. Supongo que el talibán no es la NKVD estalinista ni la KGB de Putin (antes que éste se volviera jefe de Estado). No pueden compararse, desde luego, a los invasores soviéticos de Afganistán de 1979 con Gengis Kan.

Hagamos un pequeño juego de adivinanzas. Un dominical británico difunde espantosas revelaciones de torturas y quemaduras de cigarros, de un abuso físico brutal que causó que prisioneros fueran hospitalizados durante una semana, víctimas de posibles tormentos con electricidad. Respuesta: ¿los franceses en Argelia? ¿los Mujabarat de Saddam? Incorrecto.
Se trata de un reporte publicado por el Sunday Times el 7 de mayo de 1972. Las víctimas eran, claro, sospechosas de pertenecer al Ejército Republicano Irlandés en Belfast. ¿Una “unidad de indisciplinados”? ¿“Unas cuantas manzanas podridas”? Lo dudo.

Cuando el regimiento de Gloucestershire arrasó las cercanías de las planicies de Divis y destrozó todas las ventanas de las calles un día antes de que se les retirara de Belfast, la explicación cambió: habían estado bajo “enorme presión”. ¿Acaso no se trataba de “los gloriosos de Gloucester”, famosos por su actuación en el río Imjin? Y los paramilitares de Derry ¿no fueron los mismos paramilitares que actuaron en el puente de Arhem?

Y así podríamos seguir. Sí, soldados estadunidenses asesinaron a prisioneros de las SS tras el desembarco en Normandía, de la misma forma en que lo hizo el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. Todo esto es más de lo mismo, ¿no?

Dresde fue peor que la sola blitz pero ¿quién comenzó? Hiroshima fue peor que Pearl Harbor solo (ídem). Los canadienses ejecutaron con bayonetas a los prisioneros alemanes en la Primera Guerra Mundial pero los alemanes habían cometido atrocidades en Bélgica, en 1914. ¿Y qué hay de Waterloo?¿Qué hicimos con las montañas de franceses muertos? Pues los honramos enviando esos cadáveres a Lincolnshire, donde los usamos como abono en los campos del este inglés.

Si la guerra no se tratara, de por sí, del fracaso total del espíritu humano, habría algo grotescamente cómico en la reacción estadunidense ante las imágenes de los soldados orinando los cadáveres. Nótese que no fue el asesinato de esos hombres lo que preocupó a los marines de Estados Unidos, sino el acto de orinar. El asesinato no contravino en nada “los valores fundamentales” de los marines; nomás que no hay que orinar sobre los cadáveres. O lo que es más exacto: ¡no hay que hacerlo frente a las cámaras!

Demasiado tarde: a eso se ha llegado. Los ejércitos son horribles criaturas y los soldados hacen cosas perversas, pero cuando aceptemos las mentiras sobre “las manzanas podridas”y las excepciones dentro de los crímenes de guerra, así como la típica explicación dictatorial de “tal vez se cometieron algunos excesos...”, estamos aceptando la guerra y la deshonestidad que conlleva. Hacemos que los asesinatos y violaciones sean más fáciles y posibles, más excusables y frecuentes.

¿Cómo deberían responder los ejércitos? Con una palabra: culpabilidad.

martes, enero 10, 2012

2012

El otro día estuve hablando con Morc sobre las mujeres malas. Aunque en principio consideramos que el concepto era en sí una tautología, más adelante estimamos que acaso, por justicia o algo (las ominosas historias de nuestra piel), teníamos que precisar la categoría. Entonces hablamos del dolor, ése de cuando a uno lo hacen sufrir gratuitamente por razones oscuras que residen, claro, en un hoyo negro. Pero luego, como dilectos tripulantes del Mayflower, fuimos iluminados por los buenos oficios de la virgen de la Del Valle y concedimos que todo aparente acto de maldad se realiza por 1) cinismo troyano, 2) ignorancia epícurea, 3) inocencia albonívea, 4) convicción pírrica o 5) fanfarroneo apolíneo. Después están los verdaderos actos de maldad sin adjetivos que se ejecutan sin matices pero siempre bajo la careta de la bohnomía. Cuando Hamlet convence a los cómicos nómadas de representar El asesinato de Gonzago, dice que el Diablo suele presentarse de manera amable: “El espíritu que he visto bien podría ser el Diablo, pues que al Diablo le es dado presentarse de forma grata”. Por eso, con los partidos de comodines de futbol americano como fondo, discurrimos que en general las mujeres con las que habíamos estado no eran malas absolutas, sino simplemente querían hacernos daño por alguna fisura tóxica del pasado que se reflejaba en su presente, ergo, nosotros (he de decir que entre Morc y yo hay una diferencia rigurosa para sobrellevar y solventar nuestras aflicciones. Empero, tras años de experimentación, determinamos que el mejor antídoto es un single malt). Así, después del show del maestro Drew Brees, convencí a Morc de escuchar un cuento de mi gran amigo José Abdón Flores, que había pasado el día anterior por la casa y me había regalado su último libro: Mántica. Después de la lectura nos quedamos sin hablar varios minutos; en esa taciturnidad calculamos sin manifestarlo que Abadalón podría ser un hombre malo. No obstante, interrumpí a Morc en sus pensamientos y podé un poco sus arbustos mentales: "No creo que sea malo: sólo es un gigoló". Las enseñanzas de una encerrona de machos para ver los partidos del fin de semana fueron gratificantes, enriquecedoras, verbigracia: las mujeres no son malas en general, aunque a veces pretendan hacernos sufrir por alguna de las causas expuestas en la antes mencionada taxonomía (claro que a veces con excesos, como el de una amiga que intentó atropellar a la esposa de un exnovio. Hasta aquí, por mínima justicia, yo hubiera sufragado la decisión y la hubiera visto como un acto audaz, valiente; el problema fue que la quiso atropellar con todo e hija. Obviamente falló si no ya me vería en la visitas dominicales del Reclusorio Norte). La nota al pie es que a veces la necesidad por hacernos daño viene con conciencia de causa. El dato revelador, y hay que leerlo a la inversa de cualquier aseveración machista, es: lo hacen porque nos quieren. Si no les importáramos, ni siquiera se molestarían en hacernos pasar un mal trago. La moraleja, consejo o sugerencia constrictiva para este 2012 es, entonces, que si nos enfrentamos a una situación de éstas, inducida por celos escandinavos, traumas proustianos o un día de orfandad en la cama, hay que aguantar estoicos la reprimenda, acostumbrarse al sofá, saber que acaso la computadora acabará en el piso (para lo cual siempre hay que tener un disco duro externo de, mínimo, un tera escondido en la caja fuerte) y aguantar las frases hirientes que pretenden ser ironías. Si se mantiene esa actitud a cal y canto, siempre podremos ver, sin remordimientos, el siguiente partido de futbol.

CAS

domingo, enero 08, 2012

Confesión

Tengo 39 años. En mi vida he amado a cinco, seis mujeres. De ellas, sólo volvería con una: con el tiempo, el sufrimiento y la amnesia suelen mimetizarse.

CAS