lunes, octubre 30, 2006

Shit happens II

El gran problema de disfrutar cotidianamente las olimpiadas etílicas es que las gratificantes pruebas iniciales como Levantamiento de tarro, Barra libre o Lanzamiento de jaibolina, siempre terminan con competencias menos dignas, verbigracia, Medio litro cúbico de regurgitación bien puesta, Bateo triple en la pista de baile y los famosos Diez metros con obstáculos de arrastre de lengua para llegar al coche.

CAS

viernes, octubre 20, 2006

Veracruz-Cruz Azul

Hace unos 15 años estaba en el puerto de Veracruz. Mientras esperaba que mis amigos salieran de trabajar para agarrar la farra de carnaval, decidí de una vez por todas conocer el legendario estadio Pirata Fuente. Digamos que en esas épocas los Tiburones no le ganaban a nadie (ahora siguen sin hacerlo pero su uniforme está bonito) y su mayor fan, como buen gobernador, era Dante Delgado (después Dante fue a parar a la cárcel; desde ahí armó un partido político que hoy lo tiene posicionado en la cámara de diputados). Eran como las dos de la tarde. El sol era atenazador: los cuarenta grados estaban cerca. Llegué al estadio; intenté entrar: no había nadie. Le di la vuelta y encontré una puerta abierta. Seguía sin haber nadie. La entrada dirigía directo a la cancha (se trataba de aquella famosa puerta por la que en una ocasión un árbitro no quiso iniciar el segundo tiempo de un partido. La razón: en el primero había estado cerrada y ahora la habían abierto. El árbitro argumentó que eso era inequitativo para alguno de los dos equipos, sin explicar bien a bien para cuál. El segundo periodo inició cuando por fin la cerraron). Caminé hacia la línea de meta y la crucé con el pie derecho. El estadio estaba vacío y desde el córner contrario se podían escuchar mis suspiros. Arriesgándome a una inevitable insolación, caminé hacia la media cancha. Llegué al círculo central y me paré en el manchón de inicio. Ahí concluí que debía hacer algo que sublimara mi presencia en ese lugar sagrado. Así, sin más, me acosté al borde del ecuador de la cancha y extendí los brazos a mis anchas para dejar que el cielo iluminara de azul celeste mi crucifixión. Acto seguido, enterré en el césped un amuleto que llevaba en el pantalón: era un escarabajo de plástico que mi primera novia me había regalado. Después de colocarlo lo más profundo posible, inicié el conjuro: "¡Que en 15 años el Cruz Azul masacre a los Tiburones y clave un gol por cada año que pase desde esta fecha! ¡Que clave 15 goles, carajo, si es que hay un Dios en la tierra!". Alea jacta est. El sábado sabremos si Dios existe, aunque el cielo, ¡goddamn!, seguirá siendo azul y no rojo.

CAS
Sin aliento

Y ayer... Ute Lemper. ¡Goddess!

CAS

martes, octubre 10, 2006

"El loco"
Marcelo "El loco" Bielsa es un entrenador de futbol sui géneris. Técnico de la selección nacional de Argentina durante muchos años, Bielsa es quizás uno de los mayores estudiosos del balompié, pues sus estrategias renovaron las tácticas modernas de juego. También, según la prensa intolerante, se caracterizaba por su testarudez. En el Mundial de 2002, por ejemplo, se negó a cal y canto a poner juntos a Batistuta y a Crespo, cuando el clamor popular lo exigía a gritos. Pero no sólo es un gran técnico sino que su mayor cualidad como ser humano es la histeria. Cuando dirige un partido desde la banca no deja de dar vueltas como loquito y su ritmo cardiaco se acelera considerablemente. Un día, en el linde de la ansiedad, no soportó más y tuvo que salir de la cancha, ¡en pleno juego!, y darle un par de vueltas al estadio. Al regresar sólo dijo "Ya me siento mejor". Hoy día está retirado de los terrenos de juego y vive en la campiña argentina. Ahí se dedica a leer y escribir. Además, desde hace algunos meses, no ve un solo partido de futbol. Pero para perfilar claramente a nuestro letrado entrenador, basta citar una de sus frases célebres. Corría un partido de la selección argentina y la albiceleste era un desastre: perdían balones, no llegaban al área e iban perdiendo. Entonces, en un arrebato ya no se sabe si de lucidez o de desubicación mental, Bielsa le gritó a Carlos Tévez: "¡Carlitos, verticalizá la oferta de pases!". Es fecha que el ahora jugador del West Ham sigue preguntándose qué le habían querido decir.

CAS