jueves, septiembre 21, 2006

Calderón y Stalin
Una reflexión sugerida por mi gurú, Slavoj Zizek, ha impedido que termine mi torta de pavo. Cito textual un fragmento del volumen La suspensión política de la ética: "En Historia del partido comunista (bolchevique) de la URSS, la biblia stalinista, se encuentra una paradoja única cuando Stalin (que es el verdadero autor del libro) describe el resultado de la votación en el congreso del partido a finales de la década de 1920: 'con una enorme mayoría, los delegados aprobaron unánimemente la resolución propuesta por el comité central'. Si el voto fue unánime. ¿dónde desapareció la minoría? Lejos de traicionar cierto giro 'totalitario' perverso, esta identificación es constitutiva de la democracia como tal". No es por ser pesimista, pero todo apunta a que la estrategia de Felipe Calderón cuando sea presidente de México será ésa: invisibilizar a la banda crítica, aun cuando ésta sea, como se ha visto, mayoría. En lo sucesivo, la frase de los panistas en el Congreso mexicano será, con toda seguridad, "ganamos por una mayoría unánime". Bien dice Zizek que en estos tiempos postideológicos la característica por antonomasia de la ideología es el cinismo, la ironía. Por eso mi siguiente libro se titulará, sin más, De Karl a Groucho.
CAS

lunes, septiembre 18, 2006

So do I

"Tengo escrito más de lo que escribo".

Jacques Lacan, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.

CAS
Alcoholismo inconsciente II
Ahora en lugar de escribir "psicoanalítico", puse por error "pisco analítico". Ya entiendo por qué la semana pasada me compararon tres veces con Bukowski, lo cual, sin embargo, no erradica mi indignación: Bukowski siempre fue mal escritor.
CAS

martes, septiembre 12, 2006

Alcoholismo inconsciente

Después de citar el siguiente pasaje:

Do not forget. This visitation
Is but to whet thy almost blunted purpose.
But, look! Amazement on thy mother sits;
O, step between her and her fighting soul;
Conceit in weakest bodies strongest works:
Speak to her, Hamlet.

escribí, por un error de dedo, que el autor se llamaba William Sake spear.

Habla con él, Hamlet, que tiene un cuerpo débil.

CAS

jueves, septiembre 07, 2006

Señales (I´m back)
Jamás he creído en las señales del más allá; tampoco en las circunstancias inverosímiles de la vida, pues siempre las pensé meras coincidencias, caprichos mafiosos del azar. Sin embargo, hay convenciones de las uno no escapa y atentan claramente en contra del escepticismo. Y a veces triunfan. Lo vaticinios, por tanto, en la medida que se cumplan, se convierten en mecanismos de cohesión social. Ya lo había dicho el gran sabio mexicano, Ángel Fernández: "Lo peor de pedirle milagros a un santo es que nos los cumplan". Desde hace algunos meses me había negado a aceptar la realidad que acompaña la puerta de salida de mi casa porque la consideraba, perdón por el adjetivo pero ya me daban ganas de usarlo, espuria. Afuera de la casa, allá por donde están los tanques de gas que más de una vez han sido impregnados de aromas licenciosos, tengo una planta de sol y sombra (creo que así les dicen; por lo demás, la protejo a cal y canto; si algún truhán arremete contra a ella y pretende olerla, la defiendo a capa y espada. Los sablazos, se sabe, van a diestra y siniestra. Por eso la vida con mi planta es, sin más, a sol y sombra. ¡Que ha crecido en mi frente una planta pa' dentro!, ¡carajo!). Ahí, por obra y gracia de algún espíritu suicida, germinó hace algunos meses un trébol de cuatro hojas. Ahora, tiempo después y con mi ateísmo vulnerado, he visto crecer un bosque de tréboles de cuatro hojas en la maceta de mi planta a sol y sombra. Ante esta desgracia, y no pasa otra cosa por mi cabeza, mi penthouse será dentro de poco tomado por la rebeldía de esos trifolios insensatos, que además crecen igual de rápido que una uretra adolescente (también apuntan al noreste). Y puesto que la connotación de los tréboles de cuatro hojas es obvia, me pregunto hoy día que termino de releer a Althusser y acabo de comerme un chile en nogada, si la sucesión de tréboles no anulará el efecto favorable de encontrar uno. Sin más, concluyo lo siguiente: tener un trébol de cuatro hojas es señal de buena suerte; tener un bosque de tréboles en la maceta de una pía planta a sol y sombra, lo único que augura es el juicio final. Ahora mismo el cielo se ha ennegrecido y en los truenos se percibe una frase meláncolica que interpreto como "Yo soy el que soy". Althusser, que no era Dios pero de repente sabía lo que hacía, mató a su mujer. A mí me queda sólo una cosa por hacer antes de que los ríos de sangre inunden mi azotea: matar a mi vecina Juanita y tener unos segundos de bienestar y gracia en esta vida.
CAS