I. Bombastic
La palabra se lee entre humos y produce un hedor alienígeno. ¿Será que los últimos días en la barra le habrán dado una nueva dimensión, un calibre inconfundible con algo que nunca fue? Bombastic, se escucha de nuevo y el tequila blanco en el paladar se transforma en la sustancia memoriosa, pero no la de los sueños sino la de los escalones y jornadas superpuestas. Pero es una escalera inexistente, no, más bien de peldaños que desaparecen con la subida. ¿O será bajada? Son días de furia, de minutos pirómanos. Bombastic, pues, y bánquese el dolor de nuevo como un Job fantasma. It´s just a game, dude, just a game. Deme el pedazo de esa banda de hermanos y repita su aliento hasta el cansancio. ¿Dónde ocurre el dolor? Mi médico brujo ha dicho que no es el dolor sino su construcción. Entonces me ha dado unas gotas para salir al paso: me puso piedras en el cuerpo como a un Anacleto Morones posmoderno y sustrajo mi energía equilibrada con dos o tres pases mágicos. Después la vació en agua (el filtro incluía pelo de oso polar) y dijo tómate una gota tres veces al día. Así llevo varias semanas, dopándome con mi propia energía líquida pasada por pelaje glacial. "¿Puedo morirme con esto, doc?". No necesariamente. De cualquier modo, con tu aliento encapsulado se pueden regenerar tus tejidos. Funciona como las células madre. Ah, Obama y su liberación; hossana en las alturas allende el río Bravo y Ciudad Juárez.
¿Qué ha sucedido? Nada nuevo, un poco más de lo mismo y el grito contenido (helo al Munch de la Del Valle). Porque hay que decir que los tacos del Rosita, los sopes del Gran Rábano, los pozoles de Toño, las tortas del Corona o las enchiladas del Chino es comida-espejismo. Pero no, el alimento es real. El náufrago invisible soy yo, el arquitecto de realidades que se pierden en la imagen volátil del crimen perfecto. Bombastic. Que los barcos se hundan y dadme el scotch solo y sólo de 12 años, 12 años tirano miserable. So idiota al que la misma patrulla detiene dos veces el mismo día. Pero bájale a los humos y busca una comisión bilateral para la extradición de la conciencia, encuentra a tu Carla Bruni de la piel, al Sarkozy de tu sistema nervioso. Y de nuevo hay que regresar a la barra, al game eterno de los vasos vacíos, del bazo vacío, de la bazofia embustera. ¡Mi reino por entender y poner en práctica el catenaccio del amor! Esa defensa combativa que gana con latigazos a las áreas rivales, la armadura perfecta de la bomba (stic) que echa sangre al cuerpo mallugado, acorado y acorazado y acorazonado. Soy un hombre que nació en fuera de lugar, cliente perfecto de los jueces de línea del purgatorio. Bombastic allá en el corazón del área y la estación transcurrida en ese segmento bodegonista llamado mesa con tarro y hombre muerto. Ya no la pena vale decir naturaleza. En la suspensión de las palabras, en el aire reprimido que ya no distingue los días, en la certeza de que somos réprobos, reprobados en los análisis de los escrúpulos, está el sentido de las caosas. Bombastic again and again and again. Y el tiempo roto, no del río sino de la ría y la risa, la media luna donde se sueña con corazones latiendo, la tiendo, la atiendo, doña Blanca, pero no hoy, que la bahía de venas y arterias no se ha secado. Y para eso, bombastic shit y tu halo estentóreo y estertóreo, falta mucho.
CAS
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