viernes, mayo 07, 2010

Sólo un café

Le dio la chupada al cigarro y miró el cielo, como anhelando que la lluvia inexistente trabara las palabras. Adolorido la miró de nuevo y tiró la colilla con el índice. El aire era tenue y amable: el Gaby’s fue nuevamente testigo de silencios inconclusos. Ella puso la mano en el hombro de él y lo apretó un poco. Así, con la complacencia revelada en ese tendón desconcertado, ella musitó desviando la mirada: "Aprende a perdonarme".
CAS

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