martes, febrero 15, 2011

Ronaldo



Hace unos días el mejor delantero de la historia del futbol anunció su retiro: Ronaldo Luiz Nazario de Lima, Ronaldo. Máximo goleador de las copas del mundo, en su último partido había sido despedido entre insultos por los hinchas del Corinthians: el Timao, equipo del que era la gran estrella junto a otro veterano, Roberto Carlos, había sido eliminado de la Copa Libertadores de América. Unas semanas después, Ronaldo, en rueda de prensa, le informaría al mundo su retiro de las canchas. Las razones fueron muy sencillas: más allá de que a los 34 años ya no estaba para sobrellevar la alta competencia, tenía una enfermedad que había mantenido en la opacidad de su vida privada: hipotiroidismo. La prescripción ante la patología es ingerir hormonas tiroideas para contrarrestar los efectos. Sin embargo, Ronaldo se enfrentaba a un problema: esas hormonas están prohibidas por el reglamento antidopaje que regula el futbol profesional. Por eso el carioca se veía con notable sobrepeso en sus últimos partidos. Ahora el secreto ha sido revelado y O fenômeno, un apodo que a mí nunca terminó de gustarme, se ha ido del futbol. Cuando empezaba su carrera, a los veinte o 21 años, un médico determinó que las rodillas del futbolista se acabarían no más allá de los 25; esto debido a la exposición al alto rendimiento que había tenido desde los 16, edad en la que el cuerpo humano todavía está en desarrollo. A los 24 años, la rodilla de Ronaldo estalló en pedazos la primera de muchas veces. Antes de los 27 en lugar de articulación tenía un polvorín en todos los sentidos de la santa palabra. Y aun así regresó a jugar al futbol y convertirse en el bandeirante de acaso las mayores experiencias estéticas que han tenido los aficionados del futbol en las últimas dos décadas. Dichosos somos quienes los vimos acariciar la caprichosa. Y también lo hizo fuera de las canchas. Para conocer un poco más del Ronaldo ser humano, podría leerse la crónica que hace unos cinco años hizo sobre él Juan José Millás en la revista Semanal de El país. Al César, pues, lo del César: difícilmente existirá otro jugador que amalgame con tanta prestancia y sapiencia la técnica depurada, la potencia en driblar enemigos y la precisión para besar las redes. Ahí tuvo Ronaldo su morada: en la summa de esa extraña actividad en peligro de extinción llamada jogo bonito.

CAS

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