lunes, noviembre 16, 2009

Hígado graso

Hay seis imágenes en el ultrasonido. Están el pancreas, los riñones, la vesícula biliar, la vena porta y el hígado. Se resiste su belicosidad fotográfica porque, es sabido, son órganos necesarios para llevar una vida apacible. En realidad son tomas de película de terror (a nadie le haría gracia pensar en su alien adentro, aunque sea ese pequeño priista que todo mexicano carga en sus entrañas). A simple vista los datos del ultrasonido no muestran diferencias entre las proyecciones; pero por una segunda mirada, más acuciosa y naturalmente copiada del entrecejo de Hugh Laurie, se pretende sacar conclusiones avezadas. Esta última intención es una soberana pavada, pues no somos médicos y necesitamos la sapiencia de un especialista (no hay que olvidar que Dr. House, como Superratón, no existe). Entonces se pasa a leer con cuidado el diagnóstico inicial del encargado del laboratorio. Los resultados del Ultrasonido Hepatobiliar son los siguientes:

-Hepatopatía difusa, sugestiva de esteatosis

-Riñones con proceso inflamatorio

-Abundante gas en la cavidad abdominal, sugestivo de patología intestinal

-Vesícula biliar y vías biliares sonográficamente normales

En este momento Sigourney Weaver ha sido asesinada prematuramente y el alien ha tomado el control de la película, ese vientre entumecido, esa escalopa sanguínea que mantiene el trote cansino a capa y espada. Lancelot hepático. La religión del agave ha sufrido su primera baja. La siguiente semana cumplo 37 años y tengo algo llamado hígado graso. Para evitar adquirir el amarillo dantesco de los Simpsons, he iniciado la lucha contra el Ángel, también llamado, como Dios, gusano de maguey.

CAS

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