La idea era tener una sesión de películas de los hermanos Cohen. Era de suponer lo que iba a pasar, pero como la buena voluntad todavía existe planeamos todo a la perfección, incluso pusimos fotos de George Clooney en la pared y compramos palomitas. La tragedia empezó cuando alguien dijo "un traguito, ¿no?" Acabo de salir al lugar de los hechos y sólo hay vasos a medias y ceniceros a plenitud. Sobra decir que las películas las dejamos para mejor ocasión. Ahora tengo que ir a dar mi clase a la universidad y no sé qué les voy a decir a los alumnos. Creo que les pasaré Fargo, la tengo aquí a lado; también puedo hacerles una historia del Cruz Azul; quizás lo mejor sea hablarles de las mentiras en la cocina, ésas que abanderan pillos de baja estofa. Así, podré decirles que en Suiza no hay enchiladas suizas, que el pan francés es exclusivo de México, que el café americano sólo se puede pedir en un Vip's o que las milanesas no son de Milán.
CAS
miércoles, noviembre 05, 2003
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