miércoles, abril 02, 2003

Por fin hoy se fue el Olis. Su mujer y su futura hija lo esperaban en Londres desde hacía unos meses (algo raro pasa, mis amigos precisamente este año, van a ser papás por primera vez. Ya toqué madera). Sin embargo, no me fui ileso. Ayer la ruta fue el Corona y el 33. Demasiada cerveza, pero ahora sí fui heroico y fui a dar mis dos clases a tiempo. La nota, as usual, la dio Nicoménicus.

-Me encanta esa mujer.

-Mira, estamos en un bar gay y todos los que están allá son travestis.

-Es hermosísima... la amo.

-Nos parece muy bien, pero es hombre.

-No puede ser.

-Preguntémosle al mesero... ¿Oye, esa de allá es hombre o mujer?

-La única mujer en este lugar está en la cocina y no ha salido para nada.

-Ves.

-Pero está buenísima, ve ese culo.

-Baila con ella.

-No: yo soy hombre [sic]. Ahora quiero una mujer gorda.

Ellos terminaron en el insigne Barba Azul bailando con gordas. Yo me fui a dormir.

CAS

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