Por fin hoy se fue el Olis. Su mujer y su futura hija lo esperaban en Londres desde hacía unos meses (algo raro pasa, mis amigos precisamente este año, van a ser papás por primera vez. Ya toqué madera). Sin embargo, no me fui ileso. Ayer la ruta fue el Corona y el 33. Demasiada cerveza, pero ahora sí fui heroico y fui a dar mis dos clases a tiempo. La nota, as usual, la dio Nicoménicus.
-Me encanta esa mujer.
-Mira, estamos en un bar gay y todos los que están allá son travestis.
-Es hermosísima... la amo.
-Nos parece muy bien, pero es hombre.
-No puede ser.
-Preguntémosle al mesero... ¿Oye, esa de allá es hombre o mujer?
-La única mujer en este lugar está en la cocina y no ha salido para nada.
-Ves.
-Pero está buenísima, ve ese culo.
-Baila con ella.
-No: yo soy hombre [sic]. Ahora quiero una mujer gorda.
Ellos terminaron en el insigne Barba Azul bailando con gordas. Yo me fui a dormir.
CAS
miércoles, abril 02, 2003
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