¿Norte-sur?
Sifuentes, el mago infernal que tapa los WC con los brazos que les corta a sus novias, habla de lo intrincada que resulta la dialéctica cultural entre el norte y sur de la República, y sus asegunes. Para esto, con toda razón, se lanza en contra de Yépez y sus tesis acerca de la guerra cultural que se avecina entre los bárbaros del norte y los fresas del sur. Más allá de provincianismos chabacanos (vivo en el DF. pero soy de Cuernavaca; más de uno dirá que Cuerna es ya la ciudad de México, pero eso es no saber de geografía) esa iracunda necesidad de vislumbrar el debate cultural, digamos, casi de buenos y malos, no es propia estrictamente de las letras, sino de todos los ámbitos: sociales, económicos y políticos. Y tampoco es nueva. Pensemos en Roma, para no ir más lejos. No conozco Tijuana y la neta me muero de ganas de ir, pues sé que algo está pasando allá que desconozco; pero también acá en DF. se dan acaecimientos (siempre quise utilizar esta palabra fuera de una esquela) que, no es ampulosidad, no suceden en ningún otro lugar del mundo. Basta con darse un vuelta por Tepito, la Merced o simplemente la Doctores. Estuve en Chihuahua en el encuentro que dice Yépez, y me perdí la declaración de guerra entre ambos bandos y también todas las votaciones para elegir a las misses del encuantro, si es que hubo; también estuve en el 99 en Guadalajara y, sinceramente, la banda con la que chupé fue del norte. Así que, sugiero humildemente, dejar de lado un tema no sólo obsoleto sino acaso también prosaico y sigamos bloguendo tranquilos. Por lo demás, también soy de los que creen que Yépez no existe.
CAS
jueves, enero 23, 2003
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