sábado, febrero 22, 2003

Vamos a ver. Quiero creer que el gran Nicoménicus habla de mí en su último post; esto no porque me sienta el fidedigno depositario de tan sapientes y deslumbrantes comentarios, sino porque lo que escribió se lo acababa de decir por teléfono cinco minutos antes de que lo posteara. Por lo demás, creo que cuando le sugerí que fuera serio con su blog se lo tomó demasiado en serio, tanto como aquella vez que le dije que deberíamos escribir un libro alalimón que se llamara Cómo se hace una fiesta. Sobra decir que se ofendió mucho. En cuanto a sus comentarios respecto de mi "visión" (¡oh, maese Yeats, somos tus súbditos!) de la literatura mexicana, no estoy de acuerdo, no porque piense distinto sino porque simple y llanamente no pienso nada. En todo caso, lo único en lo que hay que ser serios en la vida es a la hora de beber, sin importar, querido Nicoménicus, que ésta sea una barca. A fe mía que a veces navegamos en un poco de ron.

CAS

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