viernes, agosto 22, 2003

Una persona se define al preguntarle su platillo o comida favorita. Las guapísimas modelos de pasarela normalmente responden que pizza, lo cual ipso facto disminuye su atractivo y hace pensar en ellas como fámulas de la high. Un yuppie, por su lado, siempre dirá "comida japonesa" y mencionará dos o tres lugares ubicados en barrios pudientes; un intelectual despistado contestará que la comida hindú y la tailandesa, cosa que nos hará ver su ampulosa cultura light. Rara vez, por lo demás, se encuentra a alguien que diga que la comida mexicana, pues eso, socialmente, no es como estar muy in que digamos. En mi caso, mi platillo favorito son los chiles en nogada y cada año (la temporada va más o menos de mediados de agosto a mediados de septiembre) pruebo cuatro o cinco distintos. Mi hermana, por ejemplo, me hace unos fundamentales, con exceso de nogada. Sin embargo, hay un lugar adonde voy por lo menos una vez al año; se llama la Hostería de Santo Domingo y preparan los mejores chiles en nogada de la ciudad de México. Y si encima se acompañan con un Herradura blanco y una Victoria, podríamos decir que estamos ante un banquete digno de dioses. Así, como de vez en cuando uno, como los andróginos, anhela acercarse a la divinidad, ahora voy saliendo hacia el centro para comer otra vez un maravilloso chile en nogada y saber, de nuevo, que incluso en los paladares hay niveles.

CAS

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